Zen, Vivencias de un Ronin, continuacion

...La palida luna iluminaba la escena, dos siluetas unidas por sus espadas, tan quietas que parecian estatuas mirandose una a la otra, pero los leves movimientos permitian observar que ambas esperaban el momento adecuado para atestar el golpe final.

Solo habia silencio, en la oscura noche solo podia escuchar el latido de mi corazon junto con el chirrido que provocaba el roce de ambas armas, tal cual me lo habia enseñado mi maestro mi mente estaba en blanco, atenta, no pensaba nada, solo reaccionaria de acuerdo a los movimientos de mi oponente.

No se cuanto tiempo habia pasado, no podia saber si eran horas o minutos, debia acabar con esto o el acabaria conmigo. Decidi tomar la iniciativa, debia abrir su guardia, en un movimiento suave y rapido baje mi espada, en ese instante mi oponente alzo su arma y me ataco con una rapidez extrema, solo fue un suave roce, la hoja de la espada avanzo inmutable cortando ropas y carne, solo hacia lo que debia y para lo cual fue construida, aquella hoja afilada como una navaja, no tuvo problemas en cortar lo que tenia en frente. Todo se resolvio en un par de segundos, nuevamente volvio el silencio al lugar, aquellas figuras nuevamente estaban quietas, pero ya no se miraban.
Mi oponente se desplomo lentamente por sobre el filo de mi hoja cayendo hacia el lado derecho, habia sido un corte limpio, tal cual me lo habia enseñado mi maestro, luego de permanecer unos segundos en el suelo se desvanecio, confundiendose con la oscuridad.
Sacudi mi espada para quitarle la sangre, volviendola a su saya (funda), no sabia a quien habia eliminado, al parecer era un demonio, por lo que ocurrio despues de que cayo, mi mente se torno confusa, no habia tenido miedo, tampoco senti remordimiento, debia dejar lo ocurrido atras y no volver sobre el, desapegarme del pasado, trate de ordenar mis pensamientos, pero no podia, mi mente se habia vuelto un torbellino.
Solo iluminado por la blanca luna decidi detenerme y sentarme en zazen...